Un sistema milenario de almacenamiento de agua de lluvia que sigue vigente en Nuevo León.
Por: Guadalupe Meza
Para algunas familias de Zuazua Nuevo León es tan común el uso del agua de aljibes que en plena sequía en el estado, tienen cubiertas las necesidades básicas por casi medio año.
René Garza López invitó a Letras de Poder a su casa en dicho municipio, para mostrar el aljibe que hace 40 años construyó su padre y que desde entonces tienen en uso.
El joven empresario es oriundo de Zuazua al igual que toda su familia, recuerda que la casa de su abuelo tiene un aljibe más rustico porque la construcción data de hace 150 años.
Parado en el patio, sobre lo que es el techo del aljibe, indica que el depósito subterráneo, tiene las siguientes dimensiones; 2.50 de ancho, 5 metros de largo y 3 metros de profundidad, con una capacidad de almacenamiento de 37 mil 500 litros de agua, suficiente para cubrir el consumo de 3 personas por 5 meses hasta esperar las próximas lluvias.
“El agua de Zuazua nunca ha sido buena para consumo humano porque es salitrosa, solo la usábamos para las tareas domésticas y lavar carros, pero yo no recuerdo que mi madre nos diera de tomar o cocinara con agua de la llave, sacábamos del aljibe, era más limpia y más sabrosa que el agua purificada cuando en los 90´s empezó a comercializarse”
Explica que los aljibes, cuyo nombre proviene del árabe, es un sistema ancestral usado por los Romanos en zonas áridas donde casi no llovía y empezaron a construirse depósitos bajo la tierra para almacenar el agua procedente de las precipitaciones. De este modo, cuando no se registraban lluvias, dicha agua podía emplearse para regar los cultivos, cocinar o con otros fines.
Los primeros habitantes de Zuazua seguramente tenían esta información y al ver las condiciones de la zona, empezaron a construir viviendas con sus propios aljibes y con los años se hizo algo cotidiano que cada quien lo tuviera.
Sin embargo, Garza López aclara que hay todo un protocolo para la captación de la lluvia en el depósito. Los techos deben tener declive en dirección al aljibe, a su vez se debe contar con una especie de domo o pileta donde se canaliza la caída del agua del techo.
Señala que en el primer momento de la precipitación, se limpia totalmente el techo y se deja correr las primeras lluvias para que no contaminen el proceso al llegar al interior del aljibe, ya que éste a su vez fue construido con paredes recubiertas de azulejo para evitar filtraciones, de esta forma se asegura la limpieza antes y después de caer el agua.
El domo tiene un filtro multimedia que detiene sedimentos del agua y posteriormente un filtro de carbón activado y un suavizador que asegura la ligereza del agua para consumo humano.
Para extraer el agua del aljibe, se utiliza un sistema de poleas que permite que una persona tire de la soga que tiene amarrado una tina en el otro extremo y así puede levantar y sacar el agua, o bien con una bomba eléctrica.
El almacenamiento debe ser protegido tanto del aire como del sol, por lo que una puerta puede asegurar la limpieza del interior, tal y como lo muestra Rene Garza, quien opina que los desarrolladores de vivienda deberían considerar incluir un aljibe en los nuevos fraccionamientos, al tiempo que muestra con sus manos la claridad del agua que extrajo.
La precaución en los aljibes no se limita a su construcción, ya que es necesario un mantenimiento periódico (de por lo menos 2 veces al año) que debe incluir la limpieza y desinfección, los accesos al depósito, el estado de las tuberías y vigas por dentro, la impermeabilidad para evitar accesos o fugas, revisión de posible acceso de insectos y eliminación de todo.
En este punto, René alerta que no es un lugar para que los niños jueguen cerca del aljibe o que participen en la limpieza, ya que corren el riesgo de caer dentro y por lo ligero del agua, ningún cuerpo flota.
Fue evidente constatar el cuidado que la familia Garza tiene por su aljibe y el mantenimiento del mismo durante 40 años, pero la novedad es que pretenden implementar un sistema hibrido de distribución de agua en su vivienda, conectando el aljibe a la red, de tal forma que ante los cortes de agua no tengan que extraerla sino abrir el conducto para el paso del agua del depósito al interior de la tubería.
Todos debemos mostrar interés de preservar el agua, si otras civilizaciones ya hicieron historia y lograron sobrevivir nosotros tenemos la responsabilidad de continuar su legado, puntualizó René Garza.